domingo, 16 de enero de 2011

Vuelve Kimberley De Mar del Plata




El historico club de Mar del Plata volverá a jugar una competencia futbolistica a nivel nacional ya que dispurá el Torneo del Interior 2011.
Vuelve, nota de Vito Amalfitano del Diario La Capital
No hay filme más entrañable que Luna de Avellaneda para graficar lo que significaron ysignifican los clubes en la vida de la gente, en la comunidad, en el corazón de cada barrio y de cada ciudad.
No hay filme como Luna de Avellaneda, tampoco, para mostrar como el mercantilismo salvaje de los 90 se devoró tantos clubes, y como dejó al borde del abismo a otros.
Esa imagen de decadencia de muchas instituciones en el país en la época en que explotó la burbuja, fue patética en los clubes de barrio más chicos pero paradigmática en algunos de los medianos o más grandes.
Uno de ellos es el Club Atlético Kimberley. Por siempre un club modelo en Mar del Plata. Por infraestructura, por actividades, por penetración en la sociedad, por sensación de pertenencia a partir de los clásicos socios patrimoniales, programa que abarcaba a toda la familia.
Pero en los tiempos del derrumbe también Kimberley estuvo al borde del abismo. Por cuestiones económicas, está claro, pero también por el viraje cultural que peligrosamente dio nuestra sociedad y que, afortunadamente,-y habrá que preservarlo-, se detuvo a partir de 2003. Ese cambio cultural que apuntaba al culto al individualismo, a la practicidad, al utilitarismo. Y por el cuál, entre otras cosas, solo se concurría a piletas o gimnasios privados y se abandonaba a los clubes.
Esas señales, afortundamente, volvieron a cambiar. O se detuvieron. O se comprobó el mal que nos hacía como sociedad. El abandono de las instituciones con sentido de pertenencia, paralelo a la degradación del Estado. A la par, o quizá obviamente como consecuencia de la reaparición del Estado para que no todo quede en manos del mercado, se produjo la recuperación económica. Y quedó atrás la crisis que ahora sufren otros. Quien pisó Kimberley por aquellos días, y conversó con dirigentes preocupados por su destino, y pisa Kimberley hoy, pleno de actividades otra vez, con cientos de chicos y grandes disfrutando de sus instalaciones, saben de que estamos hablando.
Seguramente todavía falta para igualar los tiempos de esplendor. Pero se va en esa dirección. Y es de esperar que no se detenga.
Pero tanto en las mejores épocas, como en las peores, Kimberley fue un club en el que siempre primó la responsabilidad. Por eso es que aun cuando fue la cantera más importante del fútbol  marplatense, cuando su base de inferiores pedía "pista", no se lanzó a aventuras inciertas ante reclamos de participaciones en torneos regionales o del Interior. A menudo, de todos modos, no se pudo evitar el reproche: los dirigentes no deben olvidarse que si bien es club social modelo, Kimberley, como la mayoría de los clubes, nació por y para el fútbol.
Todas las posturas fueron válidas y es tan cierto que Kimberley evitó dar pasos en falso como que por ese sentido de responsabilidad,-justo o excesivo según como se mire-, se postergó el sueño de muchos chicos que habían hecho méritos para representar a la ciudad, con su camiseta, la de la pertenencia, a nivel nacional.
La buena noticia, de todos modos, es que Kimberley vuelve. Que jugará el Argentino C. Que hoy surgieron respaldos muy apreciados, no para hacer locuras, si para tejer un sueño. Que aparecieron empresarios con sensibilidad como Marcelo Cardellino, de Open Sports, que comprueba desde adentro, con parte de su familia en el club, aquello de la pertenencia. Y empresarios con visión, como Horacio Curbelo, de la firma Mitre, que aprecia incluso desde el exterior,-el apoyo se decidió en Londres y San Pablo-, en la base de Kimberley y en su trabajo de inferiores, el "mercado" al que les interes apuntar.
En lo estrictamente futbolístico, en este proyecto a largo plazo, que no apunta a los resultados inmediatos, hay dos profesionales jóvenes también de mucha sensibilidad para esto como Fabián Villarreal y Damián García, hijo del gran "Merengue". Que este paso se haya anunciado después de una derrota y no de un triunfo es también una marca en el orillo para demostrar hacia dónde se apunta.

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